La verdad es que la democracia no es ningún requisito indispensable para una orden liberal de la sociedad. En teoría se puede imaginar una dictadura liberal y una democracia totalitaria. Los ejemplos históricos, en efecto, son escasos.[1]
Por denominación, se podría mencionar el liberalismo bolivariano. Sin embargo, es difícil identificar su práctica como un liberalismo del que hoy en día estamos hablando, debido a las circunstancias que nunca llegaron a ofrecer un ambiente pacífico. Todavía, aunque no se debe confundir la meta de independencia de las provincias trasatlánticas de España que le contribuyó el titulo "Libertador", con la lucha de Bolívar contra la monarquía - porque al principio Bolivar no era ningún anti-monarca convencido, y optaba hasta el final por un gobierno autoritário - sus ideales e ideas a largo plazo (decía que el pueblo primero tenía que aprender gobernarse) eran bastante liberales en términos similares a los actuales.[2]
El caso contrario parece aún más difícil de encontrar, ya que las democracias totalitarias rápidamente llegan a ser llamados dictaduras desde fuera. Sin embargo, lo que hoy en día sucede en Venezuela es un buen ejemplo para mostrar a lo que se refiere Hayek: Con su política y sus métodos el gobierno Chavez resembla el de un miembro del antiguo pacto de Varsovia. A diferencia de la SED, el partido por antonomasia de la RDA, o sea, el único que había, el gobierno Chavez fue electo y reelecto por el pueblo venezolano en elecciones democráticas. Esto, en términos liberales, no justifica de ninguna manera las medidas que ha tomado para establecer y fortalecer su poder modificando artículos de la constitución. Con esto, de hecho, está saliendo de la pista democrática y hace recordar el llamado „Ermächtigungsgesetz“ con el que Hitler tomó el control dictatorial de Alemania el 24 de marzo de 1933.[3]
Si ahora en Alemania permiten que la policía revise ordenadores privados por internet, también sería un paso a una democracia totalitaria, suficiente razón para muchos liberales – y también social-demócratas – para rebelar contra las leyes previstas por el partido conservador de la chanciller Angela Merkel (CDU).
Hayek también afirma que es más probable que una democracia sea liberal que un gobierno autoritario, pero también avisa que es menos probable que un pueblo entero tome sabias decisiones que pocos personas que se dedican a la política. Bueno, para eso tenemos la democracia parlamentaria o presidencial y no la directa.
Ortega y Gasset incluso dice que es igual que el poder descontrolado esté en manos del pueblo o de una persona sola. Pero ni Hayek ni yo estamos de acuerdo con esto. Según el economista austríaco hay tres razones principales por las que la democracia es favorable al autoritarismo:
- si hay dos opciones, debería ser la que esté apoyada por la mayoría que se lleve a cabo.
- con democracia hay mucho más probabilidad que se evite totalitarismo y que se establezca y crezca la libertad individual.
- la democracia crea participación política en la gente.[4]
[1] Hayek (1971), p. 125; y: Ortega y Gasset: Liberalismus und Demokratie, in: Gesammelte Werke, Stuttgart: 1957, p. 424-425.
[2] Masur, Gerhard: Simón Bolívar und die Befreiung Südamerikas, Konstanz: 1949; Avilés, Luis E.: Apuntaciones sobre Bolívar: Crítico, in: Journal of Inter-American Studies, Vol. 1(3), Gainsville: 1959, S. 311-333.
[4] Hayek (1971), p. 131-133.
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